Un sereno es un vigilante nocturno que vela por la seguridad y la tranquilidad en las calles cuando la oscuridad sirve de parapeto para los delincuentes. Se trata de un oficio muy antiguo que ha tenido lugar en muchos países diferentes y entre sus funciones podríamos destacar: el anuncio de la hora o las variaciones climatológicas. Sus armas eran un garrote y un silbato que les permitía dar la voz de alarma cuando veían algo sospechoso. Como cerrajeros en Tenerife te contamos que fue en el Siglo XVIII cuando se instauró en España esta figura de seguridad, tradición que aún hoy se conserva en algunas ciudades.
La aparición de este oficio se documenta sobre el año 1715, pero la regulación de la misma no llegaría hasta 1834 mediante Real Decreto, regulando las funciones de los serenos en las capitales de provincia. Veinte años después, se unificaron las labores del sereno y el farolero, quien además de proteger la seguridad de las calles, debía en encargarse de la iluminación de las mismas. Aunque los serenos desaparecieron casi en su totalidad a finales del S. XX, algunos municipios españoles recuperaron su figura con el paso del tiempo como Gijón, ciudad asturiana, o el barrio madrileño de Chamberí.
En Cerrajería JMD hemos querido rendir nuestro pequeño homenaje a esta profesión tan noble, cuya principal obligación era recorrer las calles para mantener la tranquilidad y la seguridad. En la medida de lo posible, evitaban los robos, asaltos o peleas y auxiliaban a todo aquel que lo necesitaba, también daban la voz de alarma si detectaban un incendio o alguna otra tragedia.
Era realmente curioso como el sereno cantaba las horas o informaba de las condiciones climatológicas en la calle. Los impuestos se incrementaron notablemente con la aparición de esta figura en las noches españolas, pero indudablemente, fue todo un avance para la sociedad. Además, tuvieron un papel esencial en la creación del alumbrado público. Al principio eran los vecinos los que se encargaban de encender y apagar los faroles. Posteriormente, se interpuso la iluminación de las calles en invierno, prolongándose después a las jornadas de verano.
En cierta medida, los serenos están emparentados con la profesión de cerrajeros, ambos oficios velan por frenar los actos delictivos por parte de ladrones y maleantes. La presencia de serenos en nuestras calles siempre genera seguridad y confianza.